Los coches de Fast&Furious ¿Alguno en renting?
Ahora bien, ¿quién no ha soñado con tener uno de estos monstruos en su garaje? Esa es la cuestión, amigos. ¿Hay algún coche de Fast & Furious que se pueda conseguir a un buen precio? Ah, el eterno dilema del fan de la velocidad con presupuesto limitado. Pero no temáis, porque hoy os traigo la guía definitiva para aquellos que sueñan con poseer una de estas bestias, sin tener que vender un riñón en el mercado negro.
Comencemos con el legendario Nissan Skyline R34 de Brian OConner, una joya de la velocidad que hace que las carreteras parezcan simples caminos de tierra. ¿Su precio? Un riñón y medio en el mercado normal. Pero si buscas algo similar, puedes optar por un Nissan 350Z. Con una potencia parecida y la misma esencia de velocista rebelde, lo puedes conseguir a un precio mucho más asequible. Aunque te advierto, aún así te costará unos cuantos puñados de euros.
Luego está el mítico Dodge Charger de Dom. Aquel coche con un motor tan monstruoso que parecía que se comería a los otros coches de la carretera. ¿Puedes conseguir uno de estos sin gastar una fortuna? Bueno, déjame decirte, eso es como buscar un unicornio. Sin embargo, podrías mirar el Dodge Challenger. Es un poco menos feroz, pero sigue siendo un coche con un rugido que hará temblar tus entrañas. Pero, de nuevo, no será precisamente barato.
Finalmente, está el súper raro Toyota Supra. Aquel que Brian O Conner llevó al límite en las carreras de la calle. Pero, ah, ese coche es más raro que un vampiro donando sangre. Aun así, si tienes la paciencia y los medios, puedes intentar conseguir un Toyota Celica. No es un Supra, pero tiene el espíritu de un verdadero corredor de carreras.
En resumen, queridos petrolhead, no es un camino fácil ni barato. Pero, al igual que la vida misma, si tienes la pasión y la voluntad, puedes encontrar una forma. Al final del día, el coche no hace al corredor, el corredor hace al coche. Así que, aunque no tengas el mismo coche que Dom o Brian, lo que realmente importa es la pasión, la velocidad y ese pequeño toque de locura que nos hace adictos al rugido del motor. ¡Adelante, busca tu máquina perfecta, y nos vemos en la carretera!